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Mal Uso de los Medicamentos: Cómo evitarlo

Los medicamentos salvan vidas, pero si se usan mal pueden causar la muerte. El mal uso de los medicamentos es un punto crítico para los auxiliares a domicilio.

El uso inadecuado de los medicamentos puede darse a cualquier edad, pero es más común entre personas mayores y entre quienes tienen el estado anímico alterado. Olvidos, falta de información sobre los efectos de la medicación y la importancia de la adherencia al tratamiento o cambios en la dosificación sin prescripción médica son los casos más habituales.

Cuando una persona dependiente o que no se encuentra en condiciones de ocuparse de la toma correcta de su medicación debe pasar varias horas al día sola, puede ser el momento de pensar en solicitar ayuda a domicilio. Contar con un auxiliar a domicilio evita los olvidos en las tomas o a la hora de acudir a la farmacia a recoger la medicación. También se dan casos en los que un paciente rebelde, que intenta no seguir un tratamiento, no se atreve a mostrarse problemático ante una persona ajena al hogar.

Vamos a hacer un repaso a las causas más habituales de la mala adherencia a tratamientos farmacológicos y a mencionar las posibles soluciones. Verás que no siempre es tarea fácil, dependiendo de la situación del enfermo.

Olvidos

Los olvidos en la toma de medicamentos o a la hora de acudir a por un nuevo envase a la farmacia son los más sencillos de solucionar cuando el paciente conserva sus facultades y es colaborador. Para estos casos pueden servir los pastilleros semanales, con departamentos para diferentes tomas, que deberá rellenar una persona responsable y que la farmacia, si hay confianza, realice una llamada al domicilio en caso de registrarse que no se ha recogido la medicación.

mal uso de los medicamentos

 

Es necesario dejar claro que las farmacias no están obligadas a realizar ese seguimiento, aunque en algunas boticas de barrio hay farmacéuticos que avisan a algunos clientes de toda la vida si detectan un problema, o simplemente llaman para preguntar si está todo bien. No obstante, una persona con serios problemas de memoria o una persona dependiente no debe vivir sola ni pensar en que ya se van a ocupar de todo en la farmacia. Para eso existen los ayudantes a domicilio, entre otras muchas tareas de acompañamiento y cuidado que pueden desempeñar.

Cambios de dosis sin motivo

Las personas mayores y quienes no comprenden los riesgos de tomar más o menos medicación son proclives a cometer este error. En algunas ocasiones, el asunto no es muy grave si no se prolonga en el tiempo, aunque en otras puede terminar en una intoxicación o en el hecho de que la patología a tratar no se encuentre controlada.

Abandono por efectos secundarios adversos

Otro caso frecuente es abandonar un medicamento porque nos sienta mal.

Existen efectos adversos que remiten tras unos días y fármacos que, por motivos incluso desconocidos, no le sientan bien a un paciente. En estos casos lo lógico es consultar con el médico que pautó ese medicamento si es conveniente variar la dosis, usar otro en su lugar o si puede recetar algo para contrarrestar los efectos secundarios. El ejemplo típico son los protectores gástricos que toman muchas personas polimedicadas de forma crónica. Pero hay quien abandona su tratamiento sin decir nada, lo que nos lleva de nuevo a la necesidad de que un adulto responsable supervise que la medicación se toma tal y como se ha indicado.

¿Con o sin comida?

No es un capricho que unas medicaciones necesiten tomarse con comida y otras con el estómago vacío. Por suerte, las hay que hacen efecto de ambas maneras y no producen daños, pero el médico es quien nos señalará cómo debemos tomar un jarabe o una pastilla. Y si no lo hace y dudamos, preguntaremos. Por lo general, el prospecto del medicamento señala este dato, pero hay casos en los que se modifica la pauta con un fin determinado, de ahí que sea conveniente plantear las dudas en la consulta al médico, y no al farmacéutico.

Mezclas incompatibles

Hablamos de mezclas de medicamentos, de suplementos de herboristería o de sustancias como el alcohol. Hay incluso alimentos como los lácteos o el zumo de pomelo que no deben ingerir a la vez que ciertos medicamentos.

En general, si no se atiende a este punto, una o más medicaciones pueden potenciarse, con lo que aumenta el riesgo de alcanzar una dosis tóxica, o bien ver neutralizado su efecto, dejando la patología a tratar sin su tratamiento. Incluso hay mezclas mortales.

Ciclos de tratamientos

Este caso es típico con los antibióticos y con los analgésicos antiinflamatorios. Nos sentimos mejor y, muchos, abandonamos el tratamiento. Es un claro ejemplo de mal uso de los medicamentos.

En el caso de los antibióticos el no completar el ciclo puede causar una reinfección y es el motivo de las resistencias bacterianas, mientras que si estamos tratando un proceso inflamatorio la supresión temprana de la medicación sin consultar con el médico puede ralentizar el proceso de curación.

Consecuencias de no tomar la medicación

Quizás el caso más grave de todos es no tomar una medicación necesaria, no nos referimos a una puramente sintomática. En personas con cierta formación académica y capacidad de razonamiento, el hecho de que el médico, el farmacéutico o una figura con autoridad en la materia explique con calma por qué es necesario ese tratamiento y los riesgos de no tener la enfermedad a tratar bajo control, aunque nos sintamos bien, suele ser suficiente.

Pero si nos metemos en el complejo cuidado de personas con Alzheimer o demencias, que suelen cursar con grandes desconfianzas o con delirios, al igual que en el caso de ciertas enfermedades psiquiátricas, no es fácil asegurar que se sigue un tratamiento al pie de la letra. Por si fuera poco, en la mayoría de estos casos es paciente oculta que no toma sus medicinas, lo que hace más complicado el seguimiento al familiar poco experimentado.

Las consecuencias de no tomar los medicamentos que se necesitan de la forma correcta pueden ir desde un dolor de estómago o una siesta de varias horas, hasta la muerte. En el caso de adultos responsables, pastilleros especiales y una buena información pueden ser la solución, pero con otros pacientes suele agradecerse contar con una ayuda externa, experimentada que evite el mal uso de los medicamentos.