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Cómo prevenir escaras en personas mayores

Las escaras, o úlceras por presión, suponen un problema de salud grave para personas con una movilidad reducida o que deben permanecer muchas horas en la misma postura. Su cicatrización es muy lenta y provoca mucha incomodidad y molestias a los pacientes. De ahí la importancia de saber cómo prevenir escaras en personas mayores con movilidad reducida, si necesitamos proporcionar asistencia personal para ancianos.

¿Qué son las escaras, en qué zonas aparecen y quién las padece?

Una escara es una lesión cutánea que se forma cuando el tejido muerto comienza a desprenderse de la piel. Generalmente se inicia con una úlcera por presión o lesión por quemadura, y pueden de distintos tamaños. Tienen un aspecto de color negruzco y forma redondeada y pueden presentarse por presión en un punto concreto o en forma de escaras múltiples. Se producen por un contacto continuado de la piel con alguna superficie, sobre todo en determinadas circunstancias como al permanecer durante mucho tiempo en la misma postura o con el roce constante con tejidos no naturales. Además, el riesgo de desarrollar úlceras en la piel aumenta cuando la persona sufre falta de hidratación o nutrición, sequedad cutánea, humedad o falta de higiene.

Suelen aparecer en las partes del cuerpo donde mayor presión y fricción se produce, es decir en los puntos más sobresalientes donde hay poca grasa y el hueso está más cerca de la piel. Por ejemplo, los codos y las rodillas, la parte posterior de la cabeza y los hombros, los talones y las rodillas, y la zona lumbar y el sacro. Las personas más vulnerables a este tipo de lesiones son las que deben permanecer mucho tiempo encamadas o sentadas en la misma posición, como personas con movilidad reducida o de edad avanzada.

Cómo prevenir escaras en personas mayores

Tipos de gravedad de las escaras

La gravedad de las escaras se dividen en varias categorías, desde las más leves hasta las realmente graves. Por eso es tan importante saber cómo prevenir las escaras en personas mayores.

  • Categoría I. En este primer grado se encuentran las escaras superficiales, que presentan un color rojizo o azulado. Se ve como una irritación que permanece intacta pero que provoca picor o dolor.
  • Categoría II. La epidermis o la dermis resultan dañadas y el tejido cutáneo se pierde. La úlcera toma forma de ampolla o herida abierta.
  • Categoría III. Se pierde todo el grosor de la piel y el daño se extiende al tejido subyacente. La úlcera se ve como una herida profunda, con forma hueca, aunque no llega a dañar el músculo ni el hueso.
  • Categoría IV. Este grado a escara está en su fase más grave, ya que el tejido ha comenzado a necrosarse y el daño puede extenderse al hueso y al músculo subyacente. En este punto el riesgo de que el paciente desarrolle infecciones graves es muy grande.

¿Cómo prevenirlas en el caso de personas mayores?

Sabiendo que la aparición de las escaras está relacionada con el tiempo que una persona pasa encamada, es relativamente sencillo prevenir o reducir el riesgo de que se produzcan. La solución pasa por eliminar las causas que las provocan. Estas son las pautas recomendadas:

  • Las personas mayores con poca movilidad tienen que ser cambiadas de posición cada dos o tres horas si están tumbadas y cada 15 minutos si se encuentran sentadas. De esta manera se va liberando la presión en la piel y repartiendo por varias áreas.
  • Es conveniente utilizar sábanas y ropa de cama de tejidos naturales como el algodón, y colocarlas bien estiradas, de forma que no queden arrugas.
  • El cambio de ropa personal y el de la cama se debe hacer a diario.
  • También a diario, se recomienda hacer una revisión de la piel en las zonas más vulnerables a las escaras, para comprobar que se encuentra en buen estado.

Además, podemos recurrir a algunas herramientas con las que eliminar en mayor grado el riesgo de que aparezcan úlceras:

  • Emplear apósitos especiales o vendajes para proteger los puntos de mayor riesgo. En el mercado existen soluciones específicas tanto para la prevención como para el tratamiento de las escaras, como apósitos que estimulan la regeneración celular de la piel, para favorecer una curación más rápida.
  • Cojines o colchones especiales para evitar escaras. Hoy día podemos encontrar una gran oferta de este tipo de materiales especialmente pensados para cuidar la piel de personas mayores y/o con movilidad reducida. Se fabrican en materiales como viscoelástica o espuma de poliuretano, y se recubren de tejidos suaves que no provocan ninguna fricción en el cuerpo del paciente. Por su forma, liberan la presión en las zonas más vulnerables y se previene la aparición de lesiones. También existen cojines con relieves especiales para aliviar la presión en los glúteos de las personas deben hacer uso de sillas de ruedas.
  • Otro punto importante es cuidar al máximo la nutrición y la hidratación del paciente, procurando que reciba un aporte suficiente de proteínas, vitamina C y zinc.
  • Finalmente, también puede ser favorable recurrir a cremas específicas para mantener la piel o prevenir infecciones y complementar todas estas acciones con terapia física, si fuese posible, para aumentar la movilidad.

Cómo tratar una escara que ya ha aparecido

Si el paciente ya presenta una o varias escaras, actuaremos siguiendo las pautas de prevención (uso de dispositivos de alivio de la presión y cambios posturales frecuentes). Dependiendo de la gravedad de la úlcera seguiremos las recomendaciones de higiene del médico para evitar infecciones. El tratamiento suele implicar el uso de un jabón neutro y alguna pomada prescrita por el especialista. La herida tendrá que estar cubierta y protegida adecuadamente. No se debe utilizar agua oxigenada, yodo o alcohol porque son productos que dañan y secan la piel. Si las escaras se encuentran en fase III o IV, deberán ser atendidas y tratadas por un profesional de la salud.

Cuidar de una persona mayor que tiene una movilidad reducida, y que se encuentra encamada o en silla de ruedas, y saber cómo prevenir las escaras en personas mayores, es una tarea de gran responsabilidad y que puede generar mucha preocupación y dudas, si no tenemos la certeza de que le estamos dando la atención adecuada para mantener su bienestar y calidad de vida. En tal caso es muy recomendable recurrir al apoyo o asesoría de profesionales o auxiliares a domicilio que nos puedan ayudar a brindar la mejor asistencia a esa persona dependiente.